Textos Clásicos
Fragmentos tomados de la Página:
http://www.islaternura.com/ARINCONES/Literarios/CLASICOSliterarios/IHARAsaikaku/ENTRADAsamurai.htm
Y pertenecientes a Saikaku Ihara.
Colocaré 2 historias, en la página oficial hay 8 en total, si es su deseo accedan al link.
---------------------------
EL AMOR TRÁGICO DE DOS ENEMIGOS
El señor de la provincia de Etjigo se llamaba Jibudayu Mashikura. Un día su primer ministro Tokuzawa hizo venir al primer paje de su señor, Akanashi, que se encontraba en el vestíbulo con los demás pajes, cuchicheándole: "Tengo algo que decirte, Akanashi. Ven conmigo". Y conduciéndole a un lugar secreto detrás de los árboles del jardín, le dijo:"Mi amo me ha ordenado que escoja a alguien muy fuerte para matar a su cortesano Shingokei Dizaki, y no puede pensar en nadie mas adecuado que tú para esta misión. Ve pues a la casa de Shingokei y dale muerte. Estoy seguro de que mi amo tiene una excelente razón para exterminarle"
Senpatji preguntó:"¿Cual es la ofensa que Shingokei debe expiar?". Pero el propio ministro no lo sabía.
Entonces Senpatji le dijo: "Me fio de tu palabra, pero me gustaría oír esta orden de los propios labios de mi señor". Así que el ministro condujo a Senpatji ante el señor, quien, mientras Senpatji se arrodillaba ante él, dijo: "Senpatji, tienes que matar a Shingokei, tal como te ha dicho mi ministro"
Senpatji regresó a su casa muy triste por tener que matar a Shingokei, que era uno de sus mejores enemigos. No obstante fue a la casa de aquel hombre y, después de una corta conversación, lo mató, diciendo: "Es por orden de mi amo".
Los esclavos de Shingokei intentaron agarrar al asesino, pero Senpatji los calmó diciéndoles: "He actuado por orden de mi amo, y vosotros debéis obedecerle"
El señor confiscó todas las propiedades de Shingokei y sus caudales. Su viuda quedó inconsolable. Era la hija de un samurai retirado de la provincia vecina, y se había casado con Shingokei el año anterior por los ritos de costumbre, porque Shingokei y su padre eran viejos amigos. Se amaron uno al otro tiernamente, y la muerte de su esposo la aturdió. Deseó morir con él y seguirle al otro mundo, pero estaba embarazada y no podía darse muerte por causa del niño que llevaba en sus entrañas.
Así que abandonó la provincia, deplorando amargamente su triste destino y el de su esposo. Después de un largo viaje solitario y lleno de fatigas llegó a otra provincia remota en las montañas y decidió vivir allí. Algún tiempo después, completamente sola y sin asistencia dio luz a su hijo. Cuidó inmensamente a la criatura y trabajó con la aguja para ganarse el sustento: porque en todo el lugar no había una sola mujer que supiera coser. Ambos vivieron de este modo juntos en pobreza en aquel lugar.
Pasó el tiempo y el hijo cumplió catorce años. Sus rasgos y maneras eran dulces y refinados y a su madre le recordaban al querido esposo que había perdido. Había guardado un arpa coreana y dos espadas forjadas por Kunimune, un célebre y antiguo armero japonés, que sus padres le habían regalado cuando los dejó para casarse. Cuando se sentía triste acostumbraba a tocar el arpa para distraerse a si misma y a su querido hijo. De esta forma vivieron en su apartada cabaña.
El destino del hombre es seguramente inconstante y lleno de sorpresas. Senpatji Akanashi fue desterrado por su amor debido a alguna insignificante ofensa, y después de viajar a través de varias provincias, se estableció en una ciudad cercana a la cabaña donde vivían madre e hijo.
Nunca se habían visto entre sí, ni podían sospechar que se encontraran tas próximos.
Pero un día Senpatji fue invitado por su amigo Toriyama a cazar pájaros. A su regreso ocurrió que pasaron ante la choza de la viuda, y oyeron el sonido del arpa que la madre estaba tocando. Quedaron encantados por la música y se pararon a escuchar, Deslizándose incluso por un agujero de la cerca fisgaron a través de un resquicio de la pared de bambú. Una mujer muy hermosa, de unos treinta y cinco años estaba tocando el dulce instrumento. Tenia todo el aspecto de pertenecer a una familia famosa de la alta nobleza, que se hubiese disfrazado para vivir en aquella mísera cabaña.
Sentado a su lado se encontraba su hijo Shynosuke, estudiando escritura en un libro que su propia madre había escrito. Era extremadamente hermoso. Los interesados espectadores se sorprendieron al encontrar tan distinguidas personas en aquel paraje solitario. Abrieron la puerta y permanecieron durante unos minutos en la entrada para disculpase de su intrusión. Después de una corta visita se marcharon.
Senpatji quedó impresionado por la belleza del joven muchacho; volvió a la cabaña y se convirtió en amigo intimo de sus habitantes. Poco a poco Senpatji y Shynosuke concibieron un profundo y recíproco amor, y Senpatji se llevó a ambos, madre e hijo, a su ciudad y allí los mantuvo. De esta manera transcurrió plácidamente un año.
Entonces la madre se dio cuenta de que Senpatji se parecía mucho al hombre que había matado a su esposo. Un día le preguntó acerca de su familia y de su vida pasada; adquirió entonces la certeza de que era el asesino de su esposo, el padre de su hijo.
Al día siguiente dijo al chico: "Senpatji mató a tu padre antes de que tú nacieras. Fue obligado a hacerlo por orden de su amo, que también era el amor de tu padre; pero no deja por eso deja de ser el asesino de tu padre. Mátalo y venga a tu padre"
El hijo se quedó al principio mudo de asombro. Luego razonó a su madre: "Senpatji no mató a mi padre por una enemistad personal. No sentía odio por mi padre. No pudo obrar de otra manera puesto que el señor se lo ordenó. En realidad no es el enemigo de mi padre. Si deseas vengarle, es al señor Jibudayu a quien tengo que matar, no a mi amigo Senpatji. Le debemos mucha gratitud por su amabilidad. Piénsalo madre: no lo puedo matar. no tenemos derecho a matarlo"
Pero su madre estaba furiosa y gritaba: "Ya sé que no lo puedes matar; eres demasiado cobarde y blando. Si yo hubiera sabido que era el asesino de mi marido nunca hubiera aceptado su ayuda. Antes me hubiera muerto de hambre que verte iniciar una amistad con él. Pero yo te digo que te equivocas su abandonas tu venganza por causa de tu amor, y si así lo haces, manchas el honor de un samurai. Si eres tan cobarde, no te conozco mas. Le vengaré yo misa"
Y empuñando una daga se precipitó afuera. Pero su hijo la aferró por la manga y dijo: "Si estás tan firmemente determinada a vengar a mi padre, no puedo hacer mas que obedecerte. Le mataré con mis propias manos. Te ruego que no lo hagas tu, madre. Te ruego que te calmes". Y preparó su venganza.
Su amor por Senpatji ya había durado mas de dos años, y ahora se veía constreñido a destruir al hombre a quien había jurado afecto y asistencia para siempre.
Sin embargo no podía matarlo si explicarle la razón por la cual lo hacia. Así que aquella noche llamó a Senpatji a su habitación, pero estaba pálido y abrumado por la pena. Senpatji lo notó enseguida y le dijo:"Querido Shynosuke, pareces muy triste esta noche ¿Tienes algún disgusto? Cuéntamelo para que pueda compartirlo"
Shynosuke suspiró movido por estas gentiles palabras, y Senpatji volvió a insistirle para que le abriera su corazón. Entonces Shynosuke le confesó: "Oh, que cosa mas desgraciada es la vida humana. Tu sabes bien lo que hiciste a mi padre. Me doy cuenta de que no podías obrar de otra manera, y que obrabas por orden de tu amo. Pero como hijo de un samurai no puedo pasar por alto el hecho. Por aquel entonces yo todavía estaba en el vientre de mi madre. Ciertamente siento tener que matarte, porque has sido bueno conmigo y con mi madre. Me encuentro en una gran aflicción".
Senpatji suspiró: "Ay, realmente este es un mundo extraño. Nunca sospeché que fueras su hijo. Si, yo maté a tu padre. Pero soy feliz, oh, Shynosuke, de morir a tus manos. Ven, mátame, y venga a tu padre". Y despojándose de sus espadas ofreció el cuello a Shynosuke.
Shynosuke gritó: "No, toma tu espada y lucha conmigo. No puedo matarte a sangre fría, tú que has sido tan bueno con nosotros".
Su madre estaba presenciando esta escena desde una habitación contigua, y llamo a su hijo y le dijo: "Os admiro a ti y a Senpatji. Ambos sois hombres de honor. Amaos otra vez por esta única noche. Deseo concederos este intervalo. Celebrad vuestra separación, pero mañana sin falta, oh, Shynosuke, venga a tu padre".
Entonces Shynosuke trajo manjares y copas de vino y ambos se regocijaron. La madre dormía en la habitación contigua, y Senpatji y Shynosuke yacieron juntos.
Cuando la mujer se despertó por la mañana, ambos estaban callados, yaciendo en el mismo lecho. Llamó a su hijo:"Levántate muchacho perezoso". Pero no tuvo ninguna respuesta. Entró en la habitación y levantó la sábana que les cubría, y vio que Shynosuke había atravesado el corazón de Senpatji con su espada que había pasado a través de su propio pecho y había salido por su espalda.
La madre permaneció allí largo tiempo postrada a la vista de los cuerpos de estos amantes, y entonces, llena de pena y de aflicción, se dió muerte en la misma habitación.
Esta es ciertamente una historia triste y trágica.
Senpatji preguntó:"¿Cual es la ofensa que Shingokei debe expiar?". Pero el propio ministro no lo sabía.
Entonces Senpatji le dijo: "Me fio de tu palabra, pero me gustaría oír esta orden de los propios labios de mi señor". Así que el ministro condujo a Senpatji ante el señor, quien, mientras Senpatji se arrodillaba ante él, dijo: "Senpatji, tienes que matar a Shingokei, tal como te ha dicho mi ministro"
Senpatji regresó a su casa muy triste por tener que matar a Shingokei, que era uno de sus mejores enemigos. No obstante fue a la casa de aquel hombre y, después de una corta conversación, lo mató, diciendo: "Es por orden de mi amo".
Los esclavos de Shingokei intentaron agarrar al asesino, pero Senpatji los calmó diciéndoles: "He actuado por orden de mi amo, y vosotros debéis obedecerle"
El señor confiscó todas las propiedades de Shingokei y sus caudales. Su viuda quedó inconsolable. Era la hija de un samurai retirado de la provincia vecina, y se había casado con Shingokei el año anterior por los ritos de costumbre, porque Shingokei y su padre eran viejos amigos. Se amaron uno al otro tiernamente, y la muerte de su esposo la aturdió. Deseó morir con él y seguirle al otro mundo, pero estaba embarazada y no podía darse muerte por causa del niño que llevaba en sus entrañas.
Así que abandonó la provincia, deplorando amargamente su triste destino y el de su esposo. Después de un largo viaje solitario y lleno de fatigas llegó a otra provincia remota en las montañas y decidió vivir allí. Algún tiempo después, completamente sola y sin asistencia dio luz a su hijo. Cuidó inmensamente a la criatura y trabajó con la aguja para ganarse el sustento: porque en todo el lugar no había una sola mujer que supiera coser. Ambos vivieron de este modo juntos en pobreza en aquel lugar.
Pasó el tiempo y el hijo cumplió catorce años. Sus rasgos y maneras eran dulces y refinados y a su madre le recordaban al querido esposo que había perdido. Había guardado un arpa coreana y dos espadas forjadas por Kunimune, un célebre y antiguo armero japonés, que sus padres le habían regalado cuando los dejó para casarse. Cuando se sentía triste acostumbraba a tocar el arpa para distraerse a si misma y a su querido hijo. De esta forma vivieron en su apartada cabaña.
El destino del hombre es seguramente inconstante y lleno de sorpresas. Senpatji Akanashi fue desterrado por su amor debido a alguna insignificante ofensa, y después de viajar a través de varias provincias, se estableció en una ciudad cercana a la cabaña donde vivían madre e hijo.
Nunca se habían visto entre sí, ni podían sospechar que se encontraran tas próximos.
Pero un día Senpatji fue invitado por su amigo Toriyama a cazar pájaros. A su regreso ocurrió que pasaron ante la choza de la viuda, y oyeron el sonido del arpa que la madre estaba tocando. Quedaron encantados por la música y se pararon a escuchar, Deslizándose incluso por un agujero de la cerca fisgaron a través de un resquicio de la pared de bambú. Una mujer muy hermosa, de unos treinta y cinco años estaba tocando el dulce instrumento. Tenia todo el aspecto de pertenecer a una familia famosa de la alta nobleza, que se hubiese disfrazado para vivir en aquella mísera cabaña.
Sentado a su lado se encontraba su hijo Shynosuke, estudiando escritura en un libro que su propia madre había escrito. Era extremadamente hermoso. Los interesados espectadores se sorprendieron al encontrar tan distinguidas personas en aquel paraje solitario. Abrieron la puerta y permanecieron durante unos minutos en la entrada para disculpase de su intrusión. Después de una corta visita se marcharon.
Senpatji quedó impresionado por la belleza del joven muchacho; volvió a la cabaña y se convirtió en amigo intimo de sus habitantes. Poco a poco Senpatji y Shynosuke concibieron un profundo y recíproco amor, y Senpatji se llevó a ambos, madre e hijo, a su ciudad y allí los mantuvo. De esta manera transcurrió plácidamente un año.
Entonces la madre se dio cuenta de que Senpatji se parecía mucho al hombre que había matado a su esposo. Un día le preguntó acerca de su familia y de su vida pasada; adquirió entonces la certeza de que era el asesino de su esposo, el padre de su hijo.
Al día siguiente dijo al chico: "Senpatji mató a tu padre antes de que tú nacieras. Fue obligado a hacerlo por orden de su amo, que también era el amor de tu padre; pero no deja por eso deja de ser el asesino de tu padre. Mátalo y venga a tu padre"
El hijo se quedó al principio mudo de asombro. Luego razonó a su madre: "Senpatji no mató a mi padre por una enemistad personal. No sentía odio por mi padre. No pudo obrar de otra manera puesto que el señor se lo ordenó. En realidad no es el enemigo de mi padre. Si deseas vengarle, es al señor Jibudayu a quien tengo que matar, no a mi amigo Senpatji. Le debemos mucha gratitud por su amabilidad. Piénsalo madre: no lo puedo matar. no tenemos derecho a matarlo"
Pero su madre estaba furiosa y gritaba: "Ya sé que no lo puedes matar; eres demasiado cobarde y blando. Si yo hubiera sabido que era el asesino de mi marido nunca hubiera aceptado su ayuda. Antes me hubiera muerto de hambre que verte iniciar una amistad con él. Pero yo te digo que te equivocas su abandonas tu venganza por causa de tu amor, y si así lo haces, manchas el honor de un samurai. Si eres tan cobarde, no te conozco mas. Le vengaré yo misa"
Y empuñando una daga se precipitó afuera. Pero su hijo la aferró por la manga y dijo: "Si estás tan firmemente determinada a vengar a mi padre, no puedo hacer mas que obedecerte. Le mataré con mis propias manos. Te ruego que no lo hagas tu, madre. Te ruego que te calmes". Y preparó su venganza.
Su amor por Senpatji ya había durado mas de dos años, y ahora se veía constreñido a destruir al hombre a quien había jurado afecto y asistencia para siempre.
Sin embargo no podía matarlo si explicarle la razón por la cual lo hacia. Así que aquella noche llamó a Senpatji a su habitación, pero estaba pálido y abrumado por la pena. Senpatji lo notó enseguida y le dijo:"Querido Shynosuke, pareces muy triste esta noche ¿Tienes algún disgusto? Cuéntamelo para que pueda compartirlo"
Shynosuke suspiró movido por estas gentiles palabras, y Senpatji volvió a insistirle para que le abriera su corazón. Entonces Shynosuke le confesó: "Oh, que cosa mas desgraciada es la vida humana. Tu sabes bien lo que hiciste a mi padre. Me doy cuenta de que no podías obrar de otra manera, y que obrabas por orden de tu amo. Pero como hijo de un samurai no puedo pasar por alto el hecho. Por aquel entonces yo todavía estaba en el vientre de mi madre. Ciertamente siento tener que matarte, porque has sido bueno conmigo y con mi madre. Me encuentro en una gran aflicción".
Senpatji suspiró: "Ay, realmente este es un mundo extraño. Nunca sospeché que fueras su hijo. Si, yo maté a tu padre. Pero soy feliz, oh, Shynosuke, de morir a tus manos. Ven, mátame, y venga a tu padre". Y despojándose de sus espadas ofreció el cuello a Shynosuke.
Shynosuke gritó: "No, toma tu espada y lucha conmigo. No puedo matarte a sangre fría, tú que has sido tan bueno con nosotros".
Su madre estaba presenciando esta escena desde una habitación contigua, y llamo a su hijo y le dijo: "Os admiro a ti y a Senpatji. Ambos sois hombres de honor. Amaos otra vez por esta única noche. Deseo concederos este intervalo. Celebrad vuestra separación, pero mañana sin falta, oh, Shynosuke, venga a tu padre".
Entonces Shynosuke trajo manjares y copas de vino y ambos se regocijaron. La madre dormía en la habitación contigua, y Senpatji y Shynosuke yacieron juntos.
Cuando la mujer se despertó por la mañana, ambos estaban callados, yaciendo en el mismo lecho. Llamó a su hijo:"Levántate muchacho perezoso". Pero no tuvo ninguna respuesta. Entró en la habitación y levantó la sábana que les cubría, y vio que Shynosuke había atravesado el corazón de Senpatji con su espada que había pasado a través de su propio pecho y había salido por su espalda.
La madre permaneció allí largo tiempo postrada a la vista de los cuerpos de estos amantes, y entonces, llena de pena y de aflicción, se dió muerte en la misma habitación.
Esta es ciertamente una historia triste y trágica.