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Kitsune (2 caps)

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1Kitsune (2 caps) Empty Kitsune (2 caps) Sáb Dic 13, 2008 7:52 am

Mibu Oriya

Mibu Oriya
Admin

Kitsune



Aquel zorro blanco que llegó en el invierno de mis quince años me enseñó lo que es el amor.

---------------------------

Inspirado para su idea original en la película "Pom Poko" de Hayao Miyazaki.

----------------------------

Capitulo I: El zorro plateado de la colina


Cuando cumplí quince años mis padres se separaron amistosamente.

Papá continuó con su trabajo en la planta Tanagura y mamá decidió irse comigo a la región de Sen donde se estaban construyendo los nuevos edificios de vivienda.

Debido a que era de mutuo acuerdo no hubo para mí un cuadro demasiado traumático y papá prometió venir cada cierto tiempo a verme.

Con esa promesa en las manos tomé mis cosas y las guardé cuidadosamente en una caja de memorias.

Y con ella a cuestas acompañé a mi madre hasta la estación donde nos despedimos de quienes venían a acompañarnos.

Ningún entrañable amigo dejaba yo atrás, siempre fui muy hermético y en toda mi vida no había sabido atraerme la amistad de mis compañeros.

No lo consideraba malo y la soledad no se aproximaba a mí, era feliz con ese mundo de sombras que había construido y con las historias que escribía con paciencia en las blancas páginas de mis borradores.

La casa nueva era amplia, con un jardín frondoso y una cerca que lo recorría dándole un encanto rústico.

Aún así no me dejaba engañar por esos detalles, se notaba que era para suavizar el impacto de las construcciones materiales en una zona donde antaño seguramente se habìa respirado el aire puro.

Apenas llegado a mi nueva morada me encontré con mi abuela materna quien por sus años se mudaba con nosotros para que mi madre pudiese cuidar de ella.

- ¡Seto-chan! -

Salió a recibirme con ese olor añejo de pulpa de cerezo y manos antiguas llenas de amor.

Siempre nos habíamos llevado bien.

Solía contarme historias del tiempo de sus antepasados, guerras, romances, cuentos de terror y sobre todo curiosidades acerca de los dioses y sus lugares sagrados.

Nos entreteníamos ambos en mi infancia durante los festivales y me enseñaba los bailes que en su juventud enamoraron al abuelo, un antiguo teniente muerto hacia años ya.

Con las cajas rodeándonos tomamos el té mientras mi madre se dirigía a la estación a retirar el resto de nuestras pertenencias.

- Oba san... oba san... qué bien que viviremos todos juntos...

- Seto-chan... lamento lo de tus papás...

- Ohh um... pues estoy bien... sin problemas... lo entiendo, además papá vendrá a verme durante las vacaciones...

- Haz madurado mucho, Seto-chan.

- Gracias al amor de mi Oba-chan... ohh y dime ¿hay alguna tradición de esta zona?

- Pues si sigues la vereda roja encontrarás al dios zorro, el sagrado protector del templo de la colina, es juguetón y engaña a los inocentes con sus mil caras así que debes tener cuidado...

- ¡Haiiii! lo prometo...

- Pues con todo aún te veo muy inocente como para caer en sus trucos... te daré esta cinta roja bordada así no podrá acercarse a ti...

- ¡Gracias oba-chan!

----------------------------------------

En la escuela las cosas transcurrían tal y como habían sido en el lugar anterior.

Desde mi salón de clases se veía la elevación llena de hierba que llevaba al templo.

Por el otro lado camiones y excavadoras empezaban su trabajo.

Toda la colina iba a dar lugar a nuevos y lujosos ambientes de departamentos.

Mi abuela solía decirme que los dioses se enfadaban con los hombres cuando los movían de su lugar de origen.

¿Se iría a enojar el dios zorro por lo que le estaban haciendo a su colina?

Después de estudiar me decidí a explorar el lugar.

La mayoría de los chicos de allí no lo apreciaba y no sabía el nombre del templo que se erguía sobre sus pilares.

Me daba un poco de pena ver cómo no prestaban atención a cosas tan maravillosas.

Yo, al subir por los largos escalones y ver las diferentes estatuas del zorro, descuidadas descubrí el mundo cristalino de la montaña.

Corría un poco de viento y me pareció que uno de los zorros que estaba en la escalinata tenía un poco de frío.

Así que me quité el pañuelo y lo até a su garganta.

- Señor, zorro, no seas tan descuidado... te puedes resfriar - le dije al oído.

Subí, dejé un incienso en el templo abandonado de ventanas rotas y lancé una moneda haciendo una plegaria.

"Mañana regaré las flores del camino, este lugar es demasiado hermoso para dejarlo así" - me dije.

La cinta roja que mi abuela me había regalado me picaba mucho y estaba tentado de sacármela.

Regresé con la puesta de sol, silbando una antigua canción.


En la sobremesa de la noche oba chan y yo jugamos con hilo rojo a formar figuras y luego me enseñó algunos movimientos en damas.

Conversábamos tranquilamente a la luz de la lumbre pues el sistema eléctrico aún no había sido correctamente instalado en nuestra casa.

Era mejor así...

Callado y tranquilo.

- Oba chan...

- ¿Sí?

- Corre mucho viento... ¿tu crees que el señor zorro se vaya a resfriar?

- ...

--------------------------------

Las clases terminaron temprano por algunos chubascos de lluvia que empezaban a caer.

Yo aproveché para visitar el templo llevando capullos de tulipán y una pala para remover la tierra.

Mi pañuelo había desaparecido de la estatua y me enfadó saber que había gente que no respetaba nada.

Empecé mi labor afanosamente colocando pequeños terraplenes en el barro para que el agua no cubriese demasiado las semillas.

- Están fuera de temporada, esas flores no crecerán, además el templo está abandonado, no hay necesidad de que hagas eso...

La voz provenía de un joven de ojos almendra y cabello plateado.

Nunca me he sentido tan vulnerable ante nadie...

Pero en esa oportunidad, a pesar de la dureza de sus palabras, me pareció que me reprendía con mucha dulzura.

- ¡Lo lamento!... es solo que acabo de llegar a este pueblo... y el templo me parece tan hermoso... es una lástima que lo tengan así...

- Soy el guardián... mi nombre es Setsuna...

- Encantado - dije inclinando la cabeza -... mi nombre es Seto.

El saludo que acababa de darle pareció gustarle.

- Ya no veo personas que practiquen saludos rituales... eres un chico extraño - susurró.

- Oh... suelen decir que es raro... pero lo aprendí de mi abuela, ella siempre lucha por mantener vivas las tradiciones y me gusta mucho su manera de pensar...

Setsuna se aproximó hasta fijar la vista en mi brazalete rojo.

Entonces se detuvo a distancia de un leve tiro de arco.

- Pues lamento que te esfuerces tanto por nada, esas flores no nacerán con estas lluvias...

- Entiendo que como guardián le preocupe... pero ¿podría hacerme un favor?...

- Dependiendo de cuál...

- ¿Me dejaría intentarlo? ... venir aquí... cuidar las estatuas, barrer el piso.

- Um...

Su gesto no correspondía a ninguna emoción que yo conociese...

Al voltear su barbilla para mirar al horizonte vi que era muy hermoso.

En realidad lo era... su piel, sus ojos claros y sus cabellos largos plateados.

Fue entonces cuando esa desconocida emoción empezó a nacer en mí.

Y alimentó de tal manera mis sueños imposibles que todos mis deseos se transfirieron a las semillas que realizaron un milagro otoñal.

Pronto los tulipanes adornaron el camino al templo.

Todas las tardes cumplía rigurosamente mi deber.

Y todas las tardes Setsuna me ayudaba a cierta distancia sin atreverse a acercarse.

Seguramente era por la desconfianza a que un desconocido como yo me introdujese en un espacio considerado privado por muchos años.

El día en que mi improvisado brazalete se rompió, Setsuna se acercó a mí.

Lucía un poco emocionado, aunque el ruido de los trabajos en la mitad de la montaña le hacía entristecer por momentos.

Ambos barríamos y cambiábamos las ventanas de papel del templo.

No necesitábamos hablar... tranquilamente, con mucha calma mientras tarareábamos canciones de festival, armábamos aquel espacio mágico.

Empezamos a compartir pronto costumbres y espacios determinados.

Y mi primer amor empezó sin sobresaltos, de una manera familiar, ahondándose en mi corazón.

Cada vez que hablábamos sus ojos almendra acariciaban mi rostro gentilmente.

Y aunque nunca nos habíamos tocado sospechaba la blandura de su piel.

Su belleza me hacía suspirar, su triste sonrisa me recordaba una canción romántica, toda su persona era amada para mí.

- ¿Qué opinas de los zorros? - me preguntó una tarde.

- Oba chan dice que son un poco peligrosos...

- Oh...

- Pero a mí me parecen bonitos... deben ser muy suaves... y delicados... deben tener un alma hermosa ya que están enamorados de la luna...

Setsuna me mostró una sonrisa un poco diferente y extendió la mano en un gesto.

- Ya es tarde... vete ya...

Iba a agregar algo cuando el bramido de una máquina cercana nos interrumpió.

Su rostro cambió y una expresión de odio que jamás había visto le llenó.

- Así que ya están aquí... esos malditos... no pueden ver... la belleza de este lugar...

Quise aproximarme.

- ... ve a casa Seto... y mañana... por favor no vengas...

- Pero Setsuna...

- Te lo ruego...

- Pero...

Caminó hacia mí y puso una mano sobre mi cabeza.

Luego la deslizó hacia mis mejillas que quemaban.

Suave...

Era suave como en mis sueños y frío como el invierno.

- Sólo mañana... después... volveremos a vernos...

Asentí.

Cuando se dio la vuelta me dieron ganas de decirle.

"Me gustas"

"Me gustas"

"Estoy enamorado de ti..."



El día transcurrió en aburridas tareas.

Hasta el descanso donde todos los chicos comentaban algo...

Uno de los operarios del tractor que habíamos escuchado Setsuna y yo el día anterior, había sido asesinado de una manera cruel.

No me atreví a hacer conexión alguna de ese hecho con el guardián del templo.

"Imposible..."

- Dicen que ha sido el espíritu del zorro quien lo ha hecho... - murmuraban.

"Setsuna... ¿has sido tu?..."

"No, no puede ser..."

"Entonces por qué... por qué me has pedido que no vaya hoy..."

Me retiré pretextando un resfriado y subí al templo.

Tras el altar encontré manchas de sangre... salían hacia unos matorrales.

Un precioso zorro plateado se encontraba tirado sobre el pasto, llevaba en el cuello mi pañuelo.

Acerqué mi mano para tocarlo y se movió apenas.

- Seto... eres tú... - me dijo.

No podía creerlo... aquel zorro...

Reconocería esa mirada donde sea.

- Setsuna...

Caí arrodillado en shock.

Luego sentí las voces de quienes querían acabar con él y hacerle daño.

A Setsuna... alguien quería matar a Setsuna...

Lo llevé a casa.

Limpié sus heridas con agua y las desinfecté.

Lo miraba una y otra vez para comprender el hecho de que el joven a quien estaba viendo todo el tiempo era ese bello zorro.

Encerrado en mi habitación, admiraba su inigualable hermosura.

La noche de luna entró por mi ventana.

Al volver con un hisopo y unas vendas encontré en el piso de mi tatami al joven cuidador en forma humana.

- ¡Setsuna!

Le tomé entre mis brazos llamándolo.

Abrió los ojos lentamente.

- Seto...

Le alcancé de inmediato el recipiente de agua para que lo bebiese.

Cuando terminó limpié su frente con una toalla húmeda.

- Seto... no estás... asustado...

- No...

- No me temes...

- Ya te lo dije, Setsuna... a mí... me gustan los zorros...

Volvió a abrazarse a mí quedando encima, ambos sobre el piso.

- Gracias a dios...

Era suave... y también muy sensible... y aunque había leído que los zorros eran muy desconfiados, ahí, sobre mí, sentí que yo era su refugio.

Nos echamos juntos.

El olor del ungüento de la abuela, de hierbas aromáticas, el roce de las vendas, sus cabellos plateados sobre mi rostro y su aliento, me hicieron desear una noche sin fin.

Mi zorro, el ser que yo amaba sobre la faz de la tierra...

"Recuperará sus heridas y seguro querrá volver al templo"

"Iré a verlo todos los días"

"Creceré a su lado..."

"Siempre estaremos juntos"

- Te quiero - le dije y su rostro en sueños no se movió.

- Te quiero - le repetí hasta la salida del sol.

No dormí esa noche... quería dedicarme a quererlo así, a mi manera, hasta el amanecer.

Me venció el cansancio...

Apenas pestañeé un poco y ya no estaba.

- Setsuna...



En el desayuno oba chan notó mi desconcierto.

Se volteó a buscar entre sus viejas joyas.

- Cuando un zorro se enamora de un humano, su amor es verdadero... él... no se arrepiente jamás... es difícil domesticar uno... pero si lo tienes de tu mano... ten por seguro que te amará para siempre...

Me dio un pequeño amuleto.

- Protégelo... es tu zorro, necesita de ti...

Salí corriendo en dirección a la montaña.

Setsuna estaba ahí como si nada hubiese ocurrido.

- ¡Setsunaaaaaaa!

No soy impulsivo...

Pero al verlo el corazón se me iba a salir del pecho...

Fui yo quien le abracé.

- Seto... creí que no...

- Kitsune...

Su semblante tan pálido se tiñó de rosa al oír su nombre.

- ... Seto...

- Mi kitsune...

- Mañana habrá un festival, tú, ¿podrías asistir?

Levanté mi rostro quedándome a merced del suyo.

Estaba emocionado... era el momento... lo sabía...

Setsuna se acercó sin sobresaltos y posó sus labios sobre los míos...

Acababa de recibir mi primer beso...



Última edición por Katzel el Sáb Dic 13, 2008 7:54 am, editado 1 vez

2Kitsune (2 caps) Empty Capítulo 2 Sáb Dic 13, 2008 7:53 am

Mibu Oriya

Mibu Oriya
Admin

Capítulo 2: Amor en el templo de la Niebla


Oba-chan me arregló el yutaka que ella usó cuando conoció al abuelo.

Sus manos lo planchaban repasando sus recuerdos de juventud.

Algunas lágrimas rodaban por sus mejillas secándose en el vapor de la plancha caliente.

- Seto...

- Oba chan...

- Quizás pronto tengamos que separarnos, mi querido niño.

- ¿Te vas a algún lugar, abuelita?

- Yo no, pero es posible que tú si, y cuando llegue el momento tendrás que tomar una decisión... como te quiero mucho comprenderé y aceptaré cuál tomes y le daré fuerzas a tu madre.

No quiso decir más y la tristeza nos puso un sello de silencio a ambos.

Me vistió adecuadamente y tomando mis manos entre las suyas sus labios se movieron.

- v i v e t u p r o p i a h i s t o r i a d e a m o r

-------------------------

El templo estaba oscuro y silencioso, no parecía haber ninguna celebración.

De esa oscuridad salió Setsuna vestido con un traje blanco de fiesta y extendió su mano.

Se veía brillante esa noche y sus cabellos plateados lucían más bellos que nunca.

- Ven, Seto - dijo amorosamente.

Tomé su mano y las lámparas con luciérnagas se prendieron desde el primer escalón hasta el templo.

Fuimos subiendo y a nuestro lado empezaron a escalar curiosos personajes.

Los tanukis (mapaches) capaces de transformar sus cuerpos en formas diversas.

Los nekos (gatos) quienes marchaban en grupos siguiendo a una hermosa y galana novia y a su novio en una ceremonia de casamiento.

Cabezas sin cuerpo que me asustaron y que Setsuna ordenó fuesen más lejos y con cuidado.

Las serpientes blancas del aire que precedían a las divinidades del Yomi.

No era un matsuri humano...

En esa montaña, durante siglos, los espíritus se habían reunido.

Yo era el único ser diferente a su mundo a quien se le había dado el privilegio de participar.

Gracias a todas las historias de la abuela podía reconocer y distinguir a los invitados y presentar mis respetos con las fórmulas adecuadas.

Setsuna estaba complacido con mi tino puesto que recordaba qué podía hacer o decir, recibir o dar según las circunstancias.

Él parecía ser entre ellos uno de los más importantes.

Los tori (pajaritos) dorados se inclinaban ante él.

Los nekos y los tanukis se transformaban en jóvenes mucho más hermosos que yo cuando andaban a su lado provocándolo y preguntando con el ceño fruncido: ¡quien es el que va con kitsune sama!

- Es mi novio - decía el sonriente.

Escuchaban la respuesta y se iban enfadados.

Otros aún más desenfadados agarraban mi barbilla para mirarme bien.

- ¿Su novio? ¡no es tan lindo!, el espíritu del gato de la felicidad tiene belleza exquisita, deberías quedarte con él.

Me parecía que precisamente si Setsuna lo hubiese decidido cualquier ser encantado podría ser suyo.

- ¿Estás preocupado?

- Hum...

- Que no te asusten... no importa las formas que tengan ni cómo sean... a quien he elegido es a ti...

Le regalé una sonrisa.

Él sacó un hermoso abanico plateado de su pecho y lo extendió.

- Por esa sonrisa te regalaré un baile.

Soltó mi mano y con fatuos fuegos fantasmales rodeando su ser llegó hasta la portada del templo.

- El dios Kitsune va bailar, Kitsune va a bailar... va a bailar - repetían en todos los tonos los mágicos seres.

- ¡Hace cien años que no baila! - dijeron algunas mujeres sin rostro tomadas de las manos.

- Es que está enamorado - dijo un tanuki levantando su copa de sake - ... los zorros bailan cuando han conocido el amor.

Mi amado Setsuna levantó ambos brazos al cielo y los sakura florecieron de pronto.

Cubrió su rostro con el abanico y fue mostrándolo nuevamente con lentitud sacándolo hacia la derecha de forma horizontal.

Empezó...

Al toque del samisén y los tambores rituales empezó a moverse.

Sensualidad y calor... frialdad y perfección... Pasión y música

Eso era lo que llenaba su cuerpo.

Yo, con las manos entrelazadas sobre el pecho ya no cabía en mí de la felicidad y estaba arrobado tal y como lo estaba el resto.

Bajo la luna, Setsuna, el kitsune fue música y belleza para todos.

Al terminar los aplausos y la fiesta color oro se renovaron con mucho ímpetu.

Fui a reunirme con él muy alegre y lleno de gozo.

Me colgué de su brazo y nos perdimos entre el bullicio de los brindis.

De pronto la fiesta enmudeció.

Setsuna se veía pálido.

Tres zorros llegaron al templo y se transformaron en preciosos humanos.

Tenían una majestad y un aura divina que me impedía verlos a cabalidad.

Los nekos, los tanukis y los toris se escondieron tras los árboles.

- ¡Dios zorro del Oeste!,... cómo organizas así una fiesta cuando tu templo será destruido por los humanos, cómo invitas así a uno de aquellos profanos...

Él apretó mi mano sin dudar.

- ... es mi noche de luna, no debo explicaciones ni excusas a la sagrada familia.

- ... ¡mentira! cuidar los templos es deber de los kitsune encargados durante generaciones, sólo tienes mil años y mira cómo tu juventud te ha enceguecido en el amor... estás gastando toda tu energía y tu magia en animar esta fiesta para ese humano insignificante, mientras, las excavadoras han empezado a moverse... ¿por que no has eliminado a los trabajadores?

- ... asesiné a uno... pero no es la manera en que deben detenerse... yo... no quiero matar más humanos...

- Imaginamos que es por ese que tienes ahí... - dijo una de los tres que era una mujer de cabellos plateados muy largos - pero...

Setsuna fue presa de una gran debilidad y pronto el mundo mágico se desvaneció y los animales huyeron.

- Ves... ya casi no te queda brillo de plata...

El sonido de las máquinas llevándose la hermosa montaña llegó a nosotros.

- Eso es todo, estás acabado... todo por un amor inexplicable a los seres efímeros y llenos de errores como los humanos.

- Cuando llegue la hora ese muchacho no te salvará - dijeron en coro.

- ¡Mentira! - respondí levantándome - ... yo salvaré a Setsuna...

Él se levantó cuando el rugido de los motores llegó hasta su adorado bosque de límpidas fuentes.

- Iré un momento, espérame, Seto...

Sin que pudiese detenerlo fue a la oscuridad.

Los tres zorros le siguieron así que corrí tras ellos.

-------------------------------------

Estaba en el piso sangrando y muy mal herido.

La máquina excavadora le había rechazado hiriéndole.

Los tres zorros lo llevaron a la base de un árbol.

- Ven con nosotros - dijeron - estamos de viaje por que hemos perdido nuestro hogar luego de la lucha, vamos a donde el hombre aún vive tranquilo, en las montañas ocultas...

- No...

Me miró a mí.

Y supe que tenía que cuidar de él.

Fui hacia la máquina que devoraba los sueños y se llevaba a pedazos el hermoso mundo de mi zorro plateado.

Abrí los brazos en su luz.

- ¡Jefe! ¡Aquí hay un muchacho con los brazos extendidos!

- ¡Quién es! ¡Parad las máquinas!

Iban a atraparme cuando los otros zorros me salvaron llevándome con ellos.

------------------------------------

- En verdad amas a Setsuna...

- Quiero liberarlo de todo esto...

Él estaba en el piso sangrando.

- ¿Va a morir?

- Sólo hay una solución... que tú le otorgues parte de tu fuerza vital... si haces eso podrá curarse.

- ¡Lo haré!

- Pero a cambio te transformarás en un zorro... y no podrás volver con los tuyos.

Esa era la difícil elección que tenía que tomar.

Extendí mis manos.

- Sea...

Estaban conmovidos con la fuerza de nuestro amor.

Mi cariño y mis buenos sentimientos pasaron a setsuna en forma de un haz de luz.

Abrió los ojos.

- ¡Seto!

Yo era un pequeño zorro de color marrón.

Empezó a llorar.

- Por qué... por qué...

- Por que te quiero... y quiero estar donde tú estés.

----------------------------

Mi abuela miraba la luna a través de la ventana cuando aparecí.

Mi cola coposa y mis ojos dulces le advirtieron quién era yo.

- ¡Seto!

Asentí y fui a dar en su regazo.

Empezó a llorar en silencio.

- De modo que has elegido...

Asentí otra vez.

- ¿Serás feliz mi pequeño?

Todo mi ser se conmovía.

- Entonces está bien... anda despídete de tu madre...

Ella dormía gobernada de cansancio sobre el tatami.

Puse una pata suave sobre su mejilla y derramé una lágrima.

- Yo seré su soporte y la cuidaré mucho, hijito, pero tienes que venir a verla cuando aprendas a tomar forma humana, por favor visítanos y dale esa alegría a tu madre...

Dije que sí.

Luego me abrazó inmensamente.

- Mi pequeño, se feliz... muy feliz.

Se despidió respetuosamente de Setsuna quien me esperaba en la ventana.

- Por favor, cuida de mi nieto, dios zorro.

- Así lo haré...

---------------------------------------------

Vivimos ahora entre las montañas de la niebla en un templo olvidado, lejos de las grandes ciudades.

Setsuna y yo somos felices... nos amamos.

Me está enseñando el arte del disfraz para poder regresar a ver a mi madre y decirle que estamos bien.

El clima es templado y las estaciones pasan lentamente.

Me pregunto si alguna vez el ser humano llegará también a este mundo perfecto y bendecido por dios e intentará destruirlo con sus terribles máquinas devora-todo.

No quisiera pensarlo, pero a veces viene a mi mente...

Si algún día ya los zorros no tenemos a dónde ir, si nuestros estanques y nuestros jardines son arrasados...

Si destruyen el lugar donde Setsuna y yo vivimos... moriremos y desapareceremos para siempre...

Ya no habrán más danzas, ni cuentos, ni fiestas, ni magia para los humanos...

Mi abuela solía decir que hace mucho tiempo los zorros y los humanos eran amigos y compartían aventuras y alegrías así como grandes historias de valor...

Con el tiempo aquello se ha perdido y nos ha puesto en dos lados distintos del universo.

Sería tan bello que todo fuera como antes...

Por ahora, apoyado en mi amado kitsune, veo pasar los días en cálida conjunción.

Semidormido en medio de su cuerpo, rodeado por él y siendo acariciado veo sus ojos almendrados en medio de la noche.

Y soy feliz a su lado.

3Kitsune (2 caps) Empty Re: Kitsune (2 caps) Lun Dic 15, 2008 12:17 am

Yukino

Yukino
Natsu.:AdministradoR:.
Natsu.:AdministradoR:.

zorritos, zorritos, adoro los zorritos wiiiiiiiiiiiiiiii

http://noyaoinolife.hi5.com

4Kitsune (2 caps) Empty Re: Kitsune (2 caps) Mar Dic 16, 2008 2:26 pm

Sabu_chan1

Sabu_chan1
Hisoka
Hisoka

awwwww q tierno *x*

me dieron ganas de abrazar un zorrito *º*

5Kitsune (2 caps) Empty Re: Kitsune (2 caps) Mar Dic 16, 2008 10:17 pm

Yukino

Yukino
Natsu.:AdministradoR:.
Natsu.:AdministradoR:.

-_- ni se te ocurra TODOS son mios beeeee

http://noyaoinolife.hi5.com

6Kitsune (2 caps) Empty Re: Kitsune (2 caps) Sáb Dic 27, 2008 10:46 am

Mibu Oriya

Mibu Oriya
Admin

XD y yo que crei que iban a opinar del fic XD

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