esto es una locura solo lo hago porq Katzel me empujo, y porq Sabu me lo pido con cariño
BARA
“-Eres como esa rosa"
-¿Por su belleza?
"-No, dime, ¿qué más ves a su alrededor?"
-Solamente verde hierba.
"-Crecerá sola y morirá sola."
-Entonces no nos parecemos, yo te tengo a ti.
"-Que ingenuo eres, yo solo soy como aquella abeja"
-No lo entiendo…
--------------------------------------------
Fue después cuando Toshiya comprendió lo que su primer amor le había dicho aquella tarde de verano;...las abejas pueden irse a lugares lejanos... las rosas estaban clavadas en el suelo... a veces odiaba tener tanto dinero;...si su padre no hubiera muerto…
Después de aquel hombre habían pasado “miles” por su vida, todos con el mismo propósito, llevarse a pedazos su interminable fortuna.
-Toshiya sama... –
Un muchachito de 15 años le sonreía con ternura.
–...se va a resfriar si continua frente a la ventana - dijo.
-Creí haberte dicho que plantaras mas rosas junto a aquella – Toshiya señalaba en dirección al jardín.
Si su vida estaba tan unida a esa rosa, trataría de cambiar su destino.
-Lo hice, pero no entiendo porque marchitan aun antes de florecer.
-¿Será porque no las cuidas? – la voz era de reproche.
Toshiya, en efecto no entendía el porque y necesitaba un culpable
–... prepárame el baño - ordenó cortante.
-Si señor, ¿va a salir? –.
El niño se agacho escondiendo su mirada.
-¡No es de tu incumbencia! –
¿Por qué ese niño tenia que ser tan entrometido?
–... cuando vuelva no te quiero aquí - prosiguió.
-Si señor –.
Shinya salio corriendo ha hacer lo que le habían ordenado.
--------------------------------------------
Esa noche el amo tenía una cita con el “novio” de turno, aun era todo dulzura entre ellos, Toshiya quería creer que seguiría así para siempre, que él era diferente, que su amor era verdadero.
Estaban a la entrada del pórtico.
-No, la última vez estaba ese niño tonto – susurró el novio.
Toshiya arrugo los labios en un gesto de molestia.
-No le digas así, ahora no esta… dijiste que querías hablar de algo importante, así que pensé que seria mejor no tenerlo cerca – se colgó de brazo de su “novio” – ¿entramos?
-No hay nadie que se pueda comparar contigo –.
Toshiya le regalo un beso por ese comentario.
A sus veintidós años sentía que había vivido siglos, tenia dinero, poder y a la vez no tenia nada, envidiaba a Shinya, era pobre, parecía no tener nada y sin embargo era feliz.
-------------------------------------------------------------
-Terminé de limpiar lo más rápido que pude – dijo el muchacho.
- ...es tan hermoso , pensó Toshiya al verlo.
– ¿en que puedo ser útil?
-Se que te gusta cuidar el jardín, tal vez no te agrade lo que te voy a ordenar, pero quiero que dejes de cuidar por lo menos uno o dos metros alrededor de la rosa, ¿entendiste? –.
Los ojitos del pequeño se pusieron tristes.
- Sí, Toshiya sama… ¿usted otra vez…?
-¡No te importa!
- Perdóneme –
Shinya se agacho e intento besar la mano de su señor, pero Toshiya la retiró rápidamente en un acto reflejo
–... discúlpeme, no debí intentar siquiera…
El sirviente estaba un tanto cortado.
-Tranquilo, no es tu culpa – le sonrió el amo para que la sonrisa regresara a ese bello rostro.
-------------------------------------------------------
Medio año y esa maldita rosa seguía en pie, ¿Cómo, porque? , si él mismo se sentía marchitar.
-Aquella rosa es como usted – oyó decir al muchacho.
¿Shinya estaba burlándose de él?
-¿Por qué, porque esta sola como yo? – no pudo contener la ira y golpeo en el rostro a Shinya.
-No, yo lo que quería decir…
-¡Vete!
Despertó sintiéndose culpable, toda la noche había soñado con el rostro lloroso de Shinya; lo primero que hizo al levantarse fue llamarlo. Ahora lo esperaba sentado en el sofá frente al ventanal que daba al jardín.
-Toshiya sama – su voz sonó temerosa – ¿Qué puedo hacer por usted? – en el pómulo derecho del pequeño había un gran moretón.
-Acércate –
Shinya se acerco lentamente.
Cuando lo tuvo enfrente levantó la mano.
-No, por favor – Shinya retrocedió y cubrió su rostro.
-Tranquilo, no quiero hacerte daño – estiró el brazo y jaló a Shinya, cerca muy cerca.
– Ayer… no fui justo contigo – acarició la mejilla lastimada.
-Toshiya sama hizo lo correcto, yo fui imprudente –
Toshiya acerco el rostro de Shinya y beso su mejilla.
-Imprudente siempre eres, y puedo enojarme, pero eso no me da el derecho de golpearte –
Shinya comenzaba a llorar
– No te estoy regañando, solo intento disculparme – jaló de su brazo hasta conseguir sentarlo sobre sus piernas.
-Es que no quería ofenderlo, tampoco quise actuar así… pero hay veces en las que usted es tan bueno y condescendiente conmigo que se me olvida que solo soy un sirviente –
Shinya apoyo su rostro en el hombro de de su señor, y él lo apretó fuerte.
-No llores, tú significas mucho para mi – hubo un momento en el que solo se escuchaban los sollozos de Shinya – dime ¿Por qué crees que me parezco a esa rosa? – apoyo su cabeza en la cabeza del joven.
-Por que no se rinde, por que es fuerte, por que a pesar del mal tiempo esta ahí, conservando su hermosura –
Shinya movió su cabeza y sus labios rozaron la barbilla de Toshiya, este movió su cabeza y besó los labios de Shinya, el beso no duro mucho por que Shinya volvió a esconder el rostro.
-Pero esa rosa también esta sola, yo estoy solo, ¿de que me sirve “todo” eso? –
Shinya se levantó, jaló a Toshiya hasta la ventana y señaló hacia la rosa; Toshiya observó bien y se percató de algo.
–...te dije que dejaras de cuidarla –
Miró serio a Shinya.
-Sabe que yo no lo desobedezco, desde que llegué aquí esa pequeña flor estuvo ahí, tan pequeña e insignificante que nunca le prestó atención –
Shinya le dio la espalda a su señor.
-Hasta esa maldita rosa tiene compañía, ¿y yo que? –
Shinya se fue alejando y hablando en susurros.
-Me tiene a mí –
Antes de que pudiera escapar Toshiya lo detuvo.
-¿Qué dijiste?
-Nada – Toshiya lo cargo y sentó en el marco de la ventana – olvídelo, soy demasiado insignificante, yo…
-¿Me amas? – Shinya enrojeció – me haces feliz.
-Pero jamás podría amarme, soy… –
Toshiya lo silenció con un beso, Shinya lo entendió como un lo siento.
– Perdóneme.
-Te quiero, no creo que me sea imposible llegar a amarte –
Shinya le sonrió apenado.
-¿Quiere decir que me esta dando una oportunidad? –
Toshiya sonrió como no lo hacia en años.
-La oportunidad me la estas dando tú –
Juntaron sus frentes y se quedaron así, disfrutando de la calidez que les brindaba esa cercanía.
A lo lejos, en el jardín, el viento enlazaba a la rosa y a la pequeña flor blanca...
BARA
“-Eres como esa rosa"
-¿Por su belleza?
"-No, dime, ¿qué más ves a su alrededor?"
-Solamente verde hierba.
"-Crecerá sola y morirá sola."
-Entonces no nos parecemos, yo te tengo a ti.
"-Que ingenuo eres, yo solo soy como aquella abeja"
-No lo entiendo…
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Fue después cuando Toshiya comprendió lo que su primer amor le había dicho aquella tarde de verano;...las abejas pueden irse a lugares lejanos... las rosas estaban clavadas en el suelo... a veces odiaba tener tanto dinero;...si su padre no hubiera muerto…
Después de aquel hombre habían pasado “miles” por su vida, todos con el mismo propósito, llevarse a pedazos su interminable fortuna.
-Toshiya sama... –
Un muchachito de 15 años le sonreía con ternura.
–...se va a resfriar si continua frente a la ventana - dijo.
-Creí haberte dicho que plantaras mas rosas junto a aquella – Toshiya señalaba en dirección al jardín.
Si su vida estaba tan unida a esa rosa, trataría de cambiar su destino.
-Lo hice, pero no entiendo porque marchitan aun antes de florecer.
-¿Será porque no las cuidas? – la voz era de reproche.
Toshiya, en efecto no entendía el porque y necesitaba un culpable
–... prepárame el baño - ordenó cortante.
-Si señor, ¿va a salir? –.
El niño se agacho escondiendo su mirada.
-¡No es de tu incumbencia! –
¿Por qué ese niño tenia que ser tan entrometido?
–... cuando vuelva no te quiero aquí - prosiguió.
-Si señor –.
Shinya salio corriendo ha hacer lo que le habían ordenado.
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Esa noche el amo tenía una cita con el “novio” de turno, aun era todo dulzura entre ellos, Toshiya quería creer que seguiría así para siempre, que él era diferente, que su amor era verdadero.
Estaban a la entrada del pórtico.
-No, la última vez estaba ese niño tonto – susurró el novio.
Toshiya arrugo los labios en un gesto de molestia.
-No le digas así, ahora no esta… dijiste que querías hablar de algo importante, así que pensé que seria mejor no tenerlo cerca – se colgó de brazo de su “novio” – ¿entramos?
-No hay nadie que se pueda comparar contigo –.
Toshiya le regalo un beso por ese comentario.
A sus veintidós años sentía que había vivido siglos, tenia dinero, poder y a la vez no tenia nada, envidiaba a Shinya, era pobre, parecía no tener nada y sin embargo era feliz.
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-Terminé de limpiar lo más rápido que pude – dijo el muchacho.
- ...es tan hermoso , pensó Toshiya al verlo.
– ¿en que puedo ser útil?
-Se que te gusta cuidar el jardín, tal vez no te agrade lo que te voy a ordenar, pero quiero que dejes de cuidar por lo menos uno o dos metros alrededor de la rosa, ¿entendiste? –.
Los ojitos del pequeño se pusieron tristes.
- Sí, Toshiya sama… ¿usted otra vez…?
-¡No te importa!
- Perdóneme –
Shinya se agacho e intento besar la mano de su señor, pero Toshiya la retiró rápidamente en un acto reflejo
–... discúlpeme, no debí intentar siquiera…
El sirviente estaba un tanto cortado.
-Tranquilo, no es tu culpa – le sonrió el amo para que la sonrisa regresara a ese bello rostro.
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Medio año y esa maldita rosa seguía en pie, ¿Cómo, porque? , si él mismo se sentía marchitar.
-Aquella rosa es como usted – oyó decir al muchacho.
¿Shinya estaba burlándose de él?
-¿Por qué, porque esta sola como yo? – no pudo contener la ira y golpeo en el rostro a Shinya.
-No, yo lo que quería decir…
-¡Vete!
Despertó sintiéndose culpable, toda la noche había soñado con el rostro lloroso de Shinya; lo primero que hizo al levantarse fue llamarlo. Ahora lo esperaba sentado en el sofá frente al ventanal que daba al jardín.
-Toshiya sama – su voz sonó temerosa – ¿Qué puedo hacer por usted? – en el pómulo derecho del pequeño había un gran moretón.
-Acércate –
Shinya se acerco lentamente.
Cuando lo tuvo enfrente levantó la mano.
-No, por favor – Shinya retrocedió y cubrió su rostro.
-Tranquilo, no quiero hacerte daño – estiró el brazo y jaló a Shinya, cerca muy cerca.
– Ayer… no fui justo contigo – acarició la mejilla lastimada.
-Toshiya sama hizo lo correcto, yo fui imprudente –
Toshiya acerco el rostro de Shinya y beso su mejilla.
-Imprudente siempre eres, y puedo enojarme, pero eso no me da el derecho de golpearte –
Shinya comenzaba a llorar
– No te estoy regañando, solo intento disculparme – jaló de su brazo hasta conseguir sentarlo sobre sus piernas.
-Es que no quería ofenderlo, tampoco quise actuar así… pero hay veces en las que usted es tan bueno y condescendiente conmigo que se me olvida que solo soy un sirviente –
Shinya apoyo su rostro en el hombro de de su señor, y él lo apretó fuerte.
-No llores, tú significas mucho para mi – hubo un momento en el que solo se escuchaban los sollozos de Shinya – dime ¿Por qué crees que me parezco a esa rosa? – apoyo su cabeza en la cabeza del joven.
-Por que no se rinde, por que es fuerte, por que a pesar del mal tiempo esta ahí, conservando su hermosura –
Shinya movió su cabeza y sus labios rozaron la barbilla de Toshiya, este movió su cabeza y besó los labios de Shinya, el beso no duro mucho por que Shinya volvió a esconder el rostro.
-Pero esa rosa también esta sola, yo estoy solo, ¿de que me sirve “todo” eso? –
Shinya se levantó, jaló a Toshiya hasta la ventana y señaló hacia la rosa; Toshiya observó bien y se percató de algo.
–...te dije que dejaras de cuidarla –
Miró serio a Shinya.
-Sabe que yo no lo desobedezco, desde que llegué aquí esa pequeña flor estuvo ahí, tan pequeña e insignificante que nunca le prestó atención –
Shinya le dio la espalda a su señor.
-Hasta esa maldita rosa tiene compañía, ¿y yo que? –
Shinya se fue alejando y hablando en susurros.
-Me tiene a mí –
Antes de que pudiera escapar Toshiya lo detuvo.
-¿Qué dijiste?
-Nada – Toshiya lo cargo y sentó en el marco de la ventana – olvídelo, soy demasiado insignificante, yo…
-¿Me amas? – Shinya enrojeció – me haces feliz.
-Pero jamás podría amarme, soy… –
Toshiya lo silenció con un beso, Shinya lo entendió como un lo siento.
– Perdóneme.
-Te quiero, no creo que me sea imposible llegar a amarte –
Shinya le sonrió apenado.
-¿Quiere decir que me esta dando una oportunidad? –
Toshiya sonrió como no lo hacia en años.
-La oportunidad me la estas dando tú –
Juntaron sus frentes y se quedaron así, disfrutando de la calidez que les brindaba esa cercanía.
A lo lejos, en el jardín, el viento enlazaba a la rosa y a la pequeña flor blanca...