Capítulo 4: ¡Sorpresa!

-Me llamo Mikhaïl... encantado...-
Estreche su mano suabemente, tan delicadamente como lo suelo hacer todo. Le sonrei vergonzoso y solte de nuevo su mano.
-Y vosotros? Ha que salon vais?-
Pregunte con algo de curiosidad lo mas cortes que pude.

-Jejeje... Van eres una persona graciosa, aunque estas un poco en las nubes.-
Digo despues de reirme alegremente y le doi un toquezito en la mejilla.
-Sino os importa, puedo acompañaros un poco? Es que no se a donde tengo que ir.-
Les pregunte y sonrei con dulzura esperando su respuesta.

-Daiki-

Me quedo escuchando su larga y extraña conversación que surge de la nada en silencio.

-Yo me llamo Daiki - Sonreí al recién llegado - Waaa ¡Si estás avanzado debes ser muy inteligente! - Me acerco a él sin soltar a Yami algo sorprendido - ¡Espero que estemos en el mismo salón! ¡Y sería felíz si aceptas ser mi amigo! - Amplío mi sonrisa.

-¡Siii! ¡Acompáñanos! - Comienzo a saltar apenas en mi lugar.

-N... no soy tan inteligente-
Murmure con las mejillas coloradas apartando la vista y le volbi a mirar directamente con una alegre sonrisa en mi rostro.
-Pues claro que seremos amigos, ne?... Entonces si no os importa ire con vostros, pero por donde es?-
Pregunte algo desorientado sin dejar de sonreir.

-Siiiiii ¡Que bien! - Dije en respuesta a que fuéramos amigos.

Sentí como Yami aferraba su mano a la mía y lo miré, sonriéndole ampliamente.

-¡Por aquí! ¡Por aquiii!

Comencé a brincar yendo por el pasillo hasta la clase junto a Yami y abrazando mi nuevo peluche con mi otro brazo.

-Ne Van baja de las nubes, sera mejor que nos demos prisa o nos dejaran atras.-
Le cogi de la mano y sali corriendo a toda prisa detras de ellos, estirando de Van que iba por detras de mi.
-Esperadnos, que ya vamos.-
Dije yo sonriendo alegremente.

-Espera Van, no vallas tan rapido o me caere.-
Le dije junto al oido dejando que mi calido aliento lo rozase. Me agarre con fuerza pasando los brazos por alrededor de su cuello y cerre los ojos con fuerza, dejando mi rostro descansar sobre él.
-Van tengo miedo, no dejes que me caiga.-
Le volbi a susurrar agarrandome a él lo mas fuerte que podia.

Caminaba acelerado no veia a Daiki por ningún lado y encima tenía la tonta sensación de que me había perdido.

Doblé una esquina y, al virar, sentí como el peso de Mikhail se tambaleaba. Entonces susrró en mi oído con su voz dulce algunas palabras.

Paré de inmediato, mientras un escalofrío recorría mi espalda y se esparcía por todo mi cuerpo, nublando mis sentidos.

En esto Mikhail se aferraba con más fuerza a mi, me recuperé del shock inicial y comencé a caminar de nuevo, al sentir su suave respiración golpear en mi cuello el cosquilleo reaparecíó y se extendió de nuevo.

Cerré los ojos y escuché su dulce voz pidiendome que no lo dejara caer.

Quizás no fue correcto lo que dije, quizás inapropiado, pero tenía que decirlo, porque... me sentí así.

- Mikhail... Yo, nunca te dejaré caer. -Susurré mirando hacia el frente y giré mi rostro despacio hasta ver sus mejillas

- No tengas miedo, yo te cuido. - Sin pensarlo si quiera había soltado esas palabras que, a mi, no me parecieron nada extrañas, mas... ¿Y a él?...

Abri los ojos de nuevo, estaba sorprendido y avergonzado, pero, por otra parte es como si mi miedo estubiese desapareciendo poco a poco.
-Gracias, confio en ti Van.-
Le mire a los ojos y sonrei irradiando alegria, no supe porque pero en ese momento lo unico que pasaba por mi mente era besarle, y asi lo hice. Bese su mejilla con dulzura y me volbi a agarrar a el con fuerza.
-Ah, alli, veo a Daiki, ves todo recto, rapido.-
Le señale con el dedo en direccion hacia donde tenia que ir y susurre en voz baja de forma que no pudiese oirme.
-Me gustaria ser cuidado por alguien como tu.-

-Daiki-

Cuando vi que se perdían en la multitud y me pedían que esperara me dieron ganas de decir 'carreraaaaaaaaaaaaa' y salir corriendo pero tendría que soltar a Yami y no quiero... Asíque bajé la velocidad para que me alcanzen.
Miro a Yami y le sonrio.

-Yami, Yami, ¿Cómo te paresió mi mamá? - Digo con entusiasmo.



-Rizumu-

De ida a clases el pasillo está muy lleno de gente... Odio cuando eso pasa. Hay un grupito corriendo y yendo feliz, riendo y hablando. Uno de ellos es el chico que vi llorandouna vez, me gustaría pertenecer a un grupo como ese, pero no tengo el valor para hablarles...
Me voy en solitario con la cabeza hacia abajo hasta el salón, intentando no mirar hacia adelante.

-Yami, Daiki!!!... Mas rapido Van, ya los veo, estan alli alante.-
Sin dejar de aferrarme a su cuello con fuerza solo me deje llevar por el, como si estubiese en el aire, pero no pudiese caer.

Al oir la voz de Mikhail indicandome donde se encontraban nuestros compañeros alcé un poco el rostro y los vi.

No estaban muy lejos, si daba un pequeño sprint llegaria sin problemas.

Aferré a Mikhail y corrí en dirección a los chicos. Junto a ellos estaba la enorme puerta del salón.

Al llegar me asomé y vi a mucha gente. algunos estaban sentados, otros charlaban amenamente y otros jugaban a las cartas.

Al parecer el profesor aún no estaba en el aula.

- Uff, El sensei no está. -Suspiré aliviado, giré un poco el rostro hacia Mikhail y le sonreí.

- ¿Entramos? -Esperé su respuesta un tanto nervioso por ver el ambiente de las clases y la escuela.

-Pues claro baka, no querras empezar el primer dia saltandote las clases, no?-
Le conteste con una sonrisa mirandole fijamente a las ojos. Me hizo gracia su expresion un tanto nerviosa y no pude evitar que se me escapara un risita inocente.
-Ne Van si quieres ya puedes bajarme, aunque me gusta que me lleves-
Dije con las mejillas un poco sonrojadas y le guiñe un ojo sin borrar de mi rostro mi alegre sonrisa.

Su respuesta era una gran tentativa, bueno lo hubiera sido en otro colegio o si llevara más tiempo dando clases. Pero aquí, en Maho, eso no era factible.
Estaba deseando cruzar el umbral de la puerta y ver que había dentro.
Sin más preambulos caminé al interior de la clase y, cayendo en la cuenta de que Yami y Daiki aún no habían entrado me giré y les llamé.

-¡Yami, Daiki!-Exclamé claramente entusiasmado.-¿Es que no vais a entrar?-Añadí después.

En esto que oigo la voz de Mkhail que me dice que lo suelte si quiero.
Si por mi fuera cargaria con él para siempre, lo llevaria junto a mi incluso hasta la luna.
Tras cavilar varios munitos decidí bajarle y, cuando ya estuvo frente a mi, en el suelo, le revolví el pelo.
Lo miré unos instantes, algo en mi corazón me decía que le besara y, obviamente mi cabezota decia que no. Ignoré a mi cabezota y le planté un casto beso en la mejilla.
Me incorporé, dado que era más bajito que yo.
-Ahí hay un sitio libre.- Dije despreocupadamente comenzando a caminar.

-Daiki-

Paro cuando Yami me dice eso, además de que ya estabamos en la puerta del salón me sorprendió.

-¿Eh? ¿Porqué? -Abrazo más a mi nuevo koala y me quedo viéndolo. No entiendo porqué a mi mamá podría caerle mal, y porqué podría pensar eso. Si ella sabía que era mi amigo pues ¡Claro que iba a quererlo! - Yo si creo que ella te quiere... - Luego escucho que nos llaman para entrar al salón - ¡Ya vamos!

-Rizumu-

Luego de entrar al salón me siento en un banco y me recuesto sobre el escritorio. Todo está horriblemente aburrido aunque nosé si prefiero que venga el profesor. Veo que al salón entran esas personas que antes ví hablan alegremente, aunque en verdad si me parecía cualquier cosa que se cargaran unos a otros. Me pregunto si no les dará verguenza, aunque se ve que no...

-S-si...-
Le cogi del borde de la camiseta mientras iba con la cabeza baja sonriendo con las mejillas coloradas tocandome con la mano donde me habia besado.

Suspiré suavemente esperando que no me hubiese oido.
Me llevé una mano al pecho, mi corazón latía desvocado. Era la primera vez que me sentía así.
Le miré de reojo, era tan lindo y, de nuevo, suspiré.

El salón era muy amplio y miles de pupítres parecían amontonarse ordenadamente por toda la estancia. Al entrar la gente nos miró y depués cada uno volvió a lo suyo.

Me senté en un pupítre del fondo y tiré de la silla que tenía junto a mi.

-Puedes sentarte, si quieres.-Le dije guiñandole un ojo y sonriendo un poco.

-Bueno, no te dire que no, no tengo ningun sitio mejor en el que sentarme...-
Me sente a su lado tan tranquila y despreocupadamente como solia hacer y decir las cosas, parece que eso es algo que nunca canbia en mi... Le mire con curiosidad por unos instantes hasta que me dispuse ha hablar con suabidad, eso es algo que tampoco parece cambiar.
-Ne, antes, cuando me has bajado... Por que me... ya sabes, por que me besaste?-
Le pregunte mientras mis mejillas volbian a ponerse coloradas.

Me sentí algo aliviado de que aceptara sentarse junto a mi.

El momento que estuvo en silencio lo observé por el rabillo del ojo, fingiendo estar prestando atención al colorido del jardín o a los detalles de la habitación.

Se me hizo un nudo en la garganta que me impidió hablar.

No podía explicar eso, fue un impulso. No sabía con certeza por qué había sido y me estaba empezando a poner nervioso.

- Yo... -Tartamudeé sin mirarle, la sonrisa que minutos antes portaba conmigo se había borrado de mi rostro.

Ya no me sentía seguro y, de no ser por mi autocontrol, habria empezado a hiperventilar. Respiré hondo y le miré directamente a los ojos.

Aun era pronto para responder eso, era difícil para mi asimilarlo.

No por el hecho de que Mikhail fuera un chico, sino, porque acababa de conocerle.
Debía de ser una especie de pervertido psicópata o algó así.

- Tu... Me importas. -Dije suavemnte.- Por muy extraño que parezca así es.
Bajé la vista avergonzado esperando una respuesta por su parte. Estaba nervioso, bastante nervioso.